En la feria internacional del libro del año pasado conseguí un libro que está escrito de manera sabia. Como lector afirmo que es un libro, como dice el epílogo, para descentrarse y trascender. Es decir, un libro que te enseña a mirar, desde distintas puertas y ventanas, no solo hacia el centro sino hacia los distintos lados de un mundo en su complejidad. Me refiero al libro “Soñemos juntos: El camino a un futuro mejor”, escrito por Jorge Mario Bergoglio. O sea, el Papa Francisco.
La obra está escrita en colaboración con su biógrafo, Austen Ivereigh, y fue publicada, originalmente, en diciembre de 2020. El libro, escrito en tiempos del COVID-19, es una reflexión personal sobre las crisis contemporáneas y propone caminos hacia una sociedad más justa y solidaria.
Soñemos juntos es una propuesta del Papa Francisco que explica por qué debemos, y cómo podemos, hacer que el mundo sea más seguro, más justo y más saludable. Como afirma su biógrafo, la respuesta de Francisco a la crisis no fue simplemente ofrecer diagnósticos y recetas; su preocupación apuntaba a un proceso de transformación en sí mismo: “cómo se da el cambio histórico, cómo resistimos o acogemos ese proceso, es decir, la dinámica de la conversión”.
El libro se divide en tres partes. La primera Tiempo para ver, donde el Papa invita a observar la realidad desde la perspectiva de los más vulnerables y destaca cómo las crisis revelan las desigualdades y la necesidad de una mirada compasiva hacia las periferias sociales. “Hay que ir a la periferia si se quiere ver al mundo tal cuál es”, nos dice. Porque el mundo se ve más claro desde la periferia, es decir, desde la miseria, la exclusión, el sufrimiento, la enfermedad y la soledad. Nos invita a promover una cultura del servicio y no del descarte. Aconseja resistir frente al narcisismo, el desánimo y el pesimismo.
La segunda parte se titula: Tiempo para elegir. Donde analiza las decisiones que deben tomarse ante las crisis y enfatiza la importancia de optar por caminos que promuevan el bien común y la solidaridad. “… siempre hay que tener en cuenta el impacto en los pobres de las decisiones que tomamos”. Es un capítulo que todos los políticos deberían leer, porque enseña el valor de palabras como solidaridad y subsidiaridad. “Esto significa aceptar al extraño, perdonar las deudas, acoger a los discapacitados y trabajar para que los sueños y las esperanzas de los otros se conviertan en propios”. El concepto de subsidiariedad permite no tergiversar la idea de la solidaridad.
En la tercera parte: Tiempo para actuar, se presentan propuestas puntuales para construir un futuro mejor, basadas en la justicia social, el cuidado del medio ambiente y la inclusión de los marginados. Aquí el Papa nos habla de la noción de la palabra “pueblo”. ¿Qué significa ser “un pueblo”? Y nos responde que es una categoría de pensamiento, un concepto mítico que va más allá de la fábula y la fantasía, y se expresa en una historia particular que convierte una verdad universal en tangible y visible.
La categoría mítica del pueblo se nutre de muchas fuentes culturales, pero, sobre todo, de la sabiduría y la memoria colectiva. “Un pueblo está unido por esa memoria atesorada en la historia, las costumbres, los ritos (religiosos o no) y otros vínculos que trascienden lo puramente transaccional o racional”
Advierte Francisco: “Del mismo modo que un pueblo toma conciencia de su dignidad compartida en tiempos de conflicto, guerra y adversidad, el pueblo también puede olvidar esa conciencia. Un pueblo puede caer en el olvido de su propia historia”.
En estos momentos, estas líneas del Papa nos vienen como anillo al dedo a los panameños: “Así, un pueblo debilitado y dividido se vuelve presa fácil para las más diversas colonizaciones. Aun si no está ocupado por un poder extranjero, en el fondo el pueblo ya entregó su dignidad. Ya dejó de ser protagonista de su propia historia”. Sin embargo, en tiempos de tribulación existe la posibilidad de resistir y luchar por la verdad y la justicia.
En conclusión, Soñemos juntos critica a los sistemas injustos, porque denuncia una economía global centrada en el lucro y la indiferencia hacia las personas y el medio ambiente. Por eso, en la primera parte del libro, el Papa cita su carta encíclica, Laudato Si’ porque conecta el consenso de la comunidad científica sobre la destrucción del medio ambiente con el olvido de lo que somos, el rechazo a nosotros mismos como criaturas de un Creador que nos ama, viviendo dentro de su creación, pero contrarios a ella.
Soñemos juntos denuncia al poder arbitrario, porque violenta los derechos humanos y utiliza el miedo como instrumento de represión para consolidar su poder. Es un llamado a resistir frente a la homogeneización tecnocrática y el descarte. Es una propuesta de transformación porque apela por una sociedad que coloque a los pobres y al planeta en el centro de sus preocupaciones, promoviendo una cultura del cuidado y la misericordia.
Para mí, “Soñemos juntos: El camino a un futuro mejor” y la Encíclica Laudato Si’, de la que nos ocuparemos en otro artículo, constituyen los referentes más importantes dejados por el Papa Francisco.
Por: Carlos Fong. Ensayista y escritor panameño.
Last modified: 03/05/2025