Efraín Rios Montt, el agridulce sabor de la justicia guatemalteca

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Conocer el triángulo Ixil fue uno de mis deseos al mudarme a Ciudad de Guatemala, encontrarme con rostros e historias que contaban escalofriantes momentos de masacre fue el inicio personal para esperar justicia. El tiempo transcurrió y mi escenario cambió, sin embargo, en abril de 2013 mi atención estuvo muy pegada a la casa del Quetzal, el primer juicio por genocidio contra el ex militar Efraín Ríos Montt tensaba sectores en Guatemala. Este hecho, que se convertía en hito, centró la mirada de la comunidad internacional; este proceso se convertiría en el escenario para poner a flote problemas históricos de una sociedad en la que las desigualdades, la marginación y la segregación hacia indígenas se cuestionaron e hizo tambalear los aparentes discursos de reconciliación postguerra. Los indígenas Ixiles habían logrado algo históricamente inolvidable y estaban en primera fila, observando el proceso que acusaba al hombre que en algún momento fuera el más poderoso y temido de Guatemala.

Luego de un par de gestiones y hacer llamada logré contactar a Verónica Sajbín, de origen Maya Quiché. Activista de Derechos Humanos y colaboradora activa de Asociación Feminista La Cuerda. La feminista guatemalteca aportó su impresión sobre la muerte de Efraín Rios Montt, y entre diálogo y entrevista señaló: ¿A primera impresión qué significa la muerte de Rios Montt?

La muerte de Rios Montt, pone de manifiesto que se necesita una justicia pronta en Guatemala. A juicio personal, Rios Montt no muere impune ya que fue procesado por un juzgado de alto impacto; hubo una condena donde se reconoce el delito de genocidio cometido contra pueblos indígenas y muchos casos de violencia sexual.

Mientras viví en Guatemala pude escuchar parodias con la famosa frase “usted mamá, usted papá” que era parte del repertorio del ex militar. La sola mención del nombre causaba silencio en algunos guatemaltecos, y es que Ríos Montt fue uno de los exdictadores más sanguinario del continente, en su régimen fueron arrasadas y exterminadas comunidades indígenas mayas, fusilados y desaparecidos varios activistas, religiosos y opositores. Durante el período marzo de 1982 hasta agosto 1983, Ríos Montt se convirtió en el ícono más cruel de los 36 años de guerra civil guatemalteca.

En las operaciones contrainsurgentes, su régimen ejecutó la política de “tierra arrasada” sobre poblaciones indígenas del norte y noroeste del país, a las que acusaba de apoyar a la guerrilla. Tras el histórico proceso iniciado en 2013, un juzgado condenó a Rios Montt a 80 años de prisión por genocidio y lo responsabilizó de la matanza de 1.771 indígenas mayas Ixiles en el departamento de Quiché.

En nuestra pequeña conversación con Sajbín, surge una inquietud de mi parte ¿Representa el proceso Rios Montt una esperanza para el resto de pueblos que han padecido atropellos contra sus derechos?

Sí, se vuelve una esperanza en tanto que la Corte Constitucional del país ordena retrotraer el proceso por causas de forma y no de fondo, en este sentido da luz que ante las atrocidades sufridas por nuestros pueblos indígenas de cara al conflicto armado se pueda hacer justicia. Quizá resaltar que aunque Rios Montt no haya llegado a la cárcel en este país, el solo hecho del reconocimiento mundial de los medios donde se apunta “Murió el exdictador, el genocida, el responsable de la muerte de más de 1,700 indígenas ixiles” eso ya es parte de la reivindicación porque muy difícilmente se le olvidará al mundo que Rios Montt fue un criminal.

En 1999 la ONU presentó un informe de la Guerra Civil, este fue presentado y usado por la Fiscalía en el proceso. El documento registraba 626 masacres, 500 de ellas justificadas en “aldeas arrasadas” operación dirigida por Rios Montt. Estos datos determinaron “genocidio” y precisó que las violaciones de derechos humanos de la guerra dejaron 200.000 muertos o desaparecidos.

Mientras formulo la siguiente pregunta a Sajbin, reaparecen en mi mente recuerdos de banderas del FRG en el trébol o la Avenida Petapa, discursos radiales con la voz áspera que caracterizaba al exmilitar, y de los repetidos intentos que se hicieron para lograr justicia a Kakchiqueles, Ixiles y muchos otros pueblos, luego, pregunto: El primer juicio contra Rios Montt ventiló problemas históricos de Guatemala como el racismo y la segregación social. ¿Qué deja este proceso?

Quedan muchas cosas pendientes, ejemplo es la recuperación de la memoria, es necesario que se cuente la historia en el sistema educativo, que se vaya cambiando el imaginario en relación con los pueblos indígenas. Se debe pasar de una actitud donde sirvamos solamente para venta del folclore del país, si no que seamos respetados como sujetos, pueblos, que dejemos de ser el problema de políticas públicas, dejar de ser el objeto que se debe atender para que nos vean como sujetos políticos. El juicio como tal da una esperanza a los pueblos mayas; da una sensación de justicia. El proceso abre la posibilidad de esclarecer con pruebas concretas en el sistema de justicia que aquí en Guatemala hubo crímenes contra los indígenas y que no es como muchos sustentan, que esas historias solo sirven para captar donaciones de cooperación internacional o que solo se busca ganancia personal, esto sirve para demostrar que no se instrumentaliza o victimiza a los pueblos indígenas para sacar lucro. Esto reafirma con pruebas científicas que lo que se rindió en un informe de la Comisión de Esclarecimiento Histórico y en el REMI del Arzobispado de la Memoria Histórica es cierto y aunque sea poco a poco se está llevando a los tribunales de justicia lo cometido contra los pueblos indígenas. Este proceso alimenta la recuperación de la Memoria Colectiva que es importante mantenerla en el imaginario de la población para que estas cosas no se vuelvan a repetir.

En la cotidianidad, este proceso enfrentó lo común de nuestros países cuando se tocan estructuras políticas que controlan sectores económicos, la sombra de la impunidad. Por razones de forma el juicio se revocó y se abrió un nuevo juicio que se catalogó como juicio especial, luego del diagnóstico de Rios Montt donde era reconocido con demencia senil y otros serios padecimientos médicos. En febrero de 2018, el tribunal realizó nuevas indagaciones y recopilación de testimonios a víctimas de Santa María Nebaj, ubicada a 254 kilómetros de Ciudad de Guatemala. El juicio se mantendría activo hasta el día de su muerte con fuerte sabor agridulce donde el sistema judicial arrojó luces opacas de justicia, sin embargo, es reconocible la dignidad y la valentía de las víctimas que se alzaron para que esto no ocurra más.

Texto de Manu Ramires

Last modified: 02/04/2018

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