Los monstruos del interregno de la crisis global 

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La famosa sentencia del filósofo marxista italiano Antonio Gramsci parece escrita para este momento que vive la humanidad: “Lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer, en ese interregno surgen los monstruos”.

El mundo atraviesa una crisis civilizatoria en la que el orden capitalista neoliberal, aunque herido de muerte, sigue imponiendo su lógica depredadora, la del uso de la fuerza y el resurgimiento del fascismo, mientras las alternativas emancipatorias no logran consolidarse. En ese vacío, los monstruos proliferan: guerras e intento de recolonización, crisis climática, hambre estructural, colapso del multilateralismo y el Derecho Internacional se pone a servicio de los poderes fácticos del mundo.

El capitalismo y su “crisis terminal” 

El sistema capitalista globalizado, según el teólogo brasileño Leonardo Boff,  muestra signos terminales desde hace más de una década: la concentración obscena de riqueza, la financiarización parasitaria, las catástrofes planetarias, y la precarización de la vida han llevado a esta crisis, pero esta no ha sido lo suficientemente fuerte para terminar de enterrar a este sistema. El imperialismo occidental – hoy encarnado en la OTAN y su imposición de incremento del presupuesto de guerra a los países miembros, en la guerra económica de los Estados Unidos, especialmente contra China y la imposición de sanciones a Rusia por parte de la Unión Europea – ya no puede ostentarse como antes, pero se resiste a morir. Su decadencia se manifiesta en la inflación global, el retorno de la geopolítica de la guerra fría y el auge de neofascismos como “soluciones” ficticias a la desigualdad.

¿La izquierda está también en crisis?

Mientras el capitalismo parece avanzar hacia su descomposición, la izquierda no logra articular un proyecto hegemónico. Las experiencias progresistas en América Latina enfrentan asedio económico, bloqueo, medidas coercitivas unilaterales y judicialización, divisiones y desmovilización popular; la socialdemocracia europea se rinde al neoliberalismo y las alternativas anticapitalistas carecen aún de fuerza global. La fragmentación y lo que parece la falta de estrategias ante las nuevas formas de dominación (como la brecha digital, el gobierno corporativista y el gobierno de las Big Tech) debilitan la posibilidad del nacimiento de un nuevo orden.

Los monstruos del “interregno

En este limbo histórico, las crisis se multiplican:

Guerras y neocolonialismo: Ucrania, Palestina, Sudán, el Sahel, conflictos donde se expolian recursos bajo la retórica de la “defensa de la democracia” o simplemente se apuesta por el caos y la desaparición de los Estados.

Catástrofe ambiental: El capitalismo convirtió la naturaleza en “mercancía”, y ahora el planeta sufre incontables incendios, inundaciones y se desertifica.

Hambre y desigualdad: El 1% posee más que el 99%, mientras la ONU informa sobre 735 millones de personas en hambre crónica, los billonarios baten récords en la obtención de ganancias y ganan apoyo de las corporaciones mediáticas y de políticos.

El fracaso del Derecho Internacional: La Corte Penal Internacional juzga a africanos, pero ignora los crímenes de Israel o EEUU; mientras que el Consejo de Seguridad se ha convertido en el club del veto. Además la reforma de las Naciones Unidas se ha colocado como una cuestión clave para el Sur Global, como se vio en la última reunión de los BRICS en Río de Janeiro, Brasil.

Criminalización de migrantes, en los primeros seis meses del segundo Gobierno, el presidente Donald Trump ha iniciado una fuerte campaña pública contra la presencia de migrantes, especialmente latinoamericanos, en Estados Unidos. Esta campaña ha sido también la base de una agresiva política antimigratoria que va desde la revocación de programas como el Parole Humanitario, cancelación del estatus de protección temporal (TPS, siglas en inglés) las deportaciones masivas, separación de familias y desvinculación de infantes de sus padres y madres, hasta la instalación de un sistema internacional de cárceles altamente sofisticado y violatorio de derechos humanos.

No obstante, esta política no es exclusiva, ni fue iniciada por el Gobierno Trump, como señala el testimonio de Gladys Caricote, una de las mujeres venezolanas deportadas desde los Estados Unidos a Venezuela. En su testimonio detalla la política discriminatoria de los gobiernos estadounidenses tras haber estado recluida en un centro de detención de migrantes (ICE por sus siglas en inglés) por más de 10 meses, lo que significa que fue desde el Gobierno de Joe Biden, el 46 Presidente de los Estados Unidos (Partido Demócrata, 2021/2025), cuando se recrudeció esta política restrictiva para migrantes de Venezuela.

¿Hay salida?

¿Qué se requiere para construir alternativas? ¿Cómo ayuda el Sur Global? ¿sirve de algo crear nuevas formas de democracia, organización popular, internacionalismo de clase?

La cumbre de los BRICS celebrada en Río de Janeiro, Brasil, el 06 y 07 de julio fue un evento clave, ya que representó un contrapeso al orden económico y político dominado por Occidente, de igual forma su progresiva expansión (en 2023-2024 los BRICS aceptaron nuevos miembros como Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos) a pesar de los diferentes criterios entre los países miembros sobre este tema, ha significado una mayor representación del Sur Global, aun cuando no está exento de tensiones, como el caso de la oposición de Brasil al ingreso de Venezuela.

Esta cumbre, que contó con una declaración de 126 puntos, tuvo una rápida respuesta por parte del presidente Donald Trump quien calificó como amenaza a los Estados Unidos la propuesta de desdolarizar las transacciones económicas del grupo, promoviendo pagos en monedas locales y mecanismos como el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), y amenazó con aumento de aranceles a los países que apoyan esta acción.

Otro hecho importante, evidenciado en la declaración final de esta reunión, fue la sesión del Consejo Civil, a la cual los movimientos presentes en Brasil han denominado  “Consejo Popular del BRICS”, impulsado en el encuentro del año pasado en Kazan, Rusia, como Foro Civil, aun cuando no está institucionalizado en ninguna instancia del bloque político. Sin embargo, las potencialidades de este Consejo, no solo para los propios países Brics, sino incluso para nuestros países del Sur, lo resume la lectura de la declaración consensuada del Consejo realizada por João Pedro Stedile, de la Coordinación Nacional del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) y de la Coordinación Política de ALBA Movimientos, quien resumió que “la participación formal del Consejo Popular es histórica porque consolida un método. Todos están de acuerdo en que los problemas que enfrentan los pueblos no se resolverán sólo con iniciativas gubernamentales”, no obstante, todos parecen tener claro que no será un proceso fácil, teniendo en cuenta que las presidencias rotativas del grupo determinan los enfoques.

El próximo año, la presidencia va a India, que podría tener otra visión del rol de las organizaciones populares en BRICS, pero lo importante es que ya es una decisión de las organizaciones populares de acompañar esta instancia geopolítica como una alternativa a las crisis ya planteadas, siendo esta otra forma en que los movimientos y las organizaciones populares plantan cara a los monstruos que han surgido en esta etapa, como también lo han hecho con acciones masivas contra los ataques a Irán, la violencia extrema de Israel en Gaza y en toda Palestina, el secuestro de migrantes, en defensa de la soberanía de los países del Sahel, etc.

Por: Carmen Navas Reyes. Politóloga venezolana, con maestría en Ecología para el Desarrollo Humano (UNESR). Actualmente cursa un doctorado en Estudios de Nuestra América en la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos CELARG en Venezuela. Forma parte del Consejo Asesor Internacional del Instituto Tricontinental de Investigación Social

Last modified: 13/08/2025

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