Morir en el silencio, los niños de la guerra en Yemen

Written by | Uncategorized

De acuerdo con datos de Unicef, desde marzo de 2015 unos 2,400 niños han muerto durante la guerra en Yemen y por lo menos unos 3,600 han sido mutilados o heridos de gravedad durante los enfrentamientos

Abdelhakim Amir se abre paso entre los escombros del autobús donde perdió la vida su hijo. Entre hierros retorcidos, trozos de mochilas escolares y carne carbonizada, busca con la esperanza de encontrar algún resto de su pequeño.

‘Solo encontré algo de lo que el niño llevaba puesto (…) no pude hallar ninguno de sus restos, ni un dedo, ni un hueso, ni el cráneo, nada. He buscado entre todos los restos en el hospital y no encuentro nada’, narró Amir entre lágrimas a la cadena Al Jazeera .

‘LOS NIÑOS BOMBARDEADOS TENÍAN MENOS DE 15 AÑOS. ¿DE VERDAD EL MUNDO NECESITA QUE SE DESTRUYAN LAS VIDAS DE MÁS NIÑOS INOCENTES PARA ACABAR CON ESTA GUERRA CRUEL EN YEMEN? ¡BASTA DE CRUELDAD CONTRA LOS NIÑOS’!,
GEERT CAPPELAERE. DIRECTOR REGIONAL DE UNICEF EN ORIENTE PRÓXIMO Y EL NORTE DE ÁFRICA

El hijo de Amir fue uno de los 40 niños yemeníes que junto a sus maestros fallecieron el pasado 9 de agosto tras ser destruido el autobús donde viajaban producto de un ataque aéreo de la coalición liderada por Arabia Saudita junto a otros países árabes, y que a su vez mantiene el respaldo de las potencias occidentales.

Descrita la crisis en Yemen como un ‘apocalipsis’ por Mark Lowcock, actual jefe de Asuntos Humanitarios de la ONU, lo ocurrido con los escolares ilustra parte de la tragedia diaria de los menores yemeníes.

Sin saber que serían sus ultimas horas de vida, un video filmado por uno de los niños en el autobús, que luego fue difundido por la prensa local, mostraba a los infantes riendo y hablado con tranquilidad antes de que el autobús fuera bombardeado. Los chicos viajaban como parte de un campamento de verano en la provincia de Saada, en el nordeste de Yemen.

Con un total de 51 muertos, la explosión destruyó también un mercado público e hirió al menos unas 77 personas.

‘El bombardeo tuvo como objetivo un autobús que transportaba (…) alumnos de una escuela de verano y tres maestros, el resto de las víctimas son vendedores y clientes’, dijo a la agencia Efe Salah Qurban, director del hospital Republicano de la ciudad de Saada.

Esta versión coincide con la del personal de campo de la oenegé Save The Children, que en un comunicado señaló que lo ocurrido es un ‘ejemplo más de las flagrantes violaciones al derecho internacional humanitario’ que ocurren en Yemen.

‘Nuestro equipo nos dice que los estudiantes regresaban a la escuela de un pícnic cuando el conductor se detuvo para tomar algo. El ataque ocurrió mientras el autobús estaba detenido’, subrayó la oenegé.

CONFLICTO SILENTE

Este último ‘hito’ de brutalidad bélica volvió a visibilizar una crisis con pocas portadas en la prensa y que pareciera no encontrar una salida cercana para una guerra que cumple ya más de tres años.

Al conocerse la información de la tragedia, el portavoz de la coalición encabezada por Arabia Saudita, Turki al Malki, aseguró, según un cable de EFE , que los bombardeos fueron acciones militares ‘legítimas’ y ‘en contra de los elementos que planearon y llevaron a cabo el ataque contra civiles’, en referencia a un ataque ocurrido un día antes, que los saudíes atribuyeron a las fuerzas insurgentes hutíes.

Desde mayo de 2015, la alianza militar de Riad junto a Qatar, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Marruecos, Sudán, entre otras naciones árabes, intervinieron en la guerra civil yemení para respaldar a las fuerzas leales al derrocado presidente, Abd Rabbuh Mansur al-Hadi, este último enfrentado a los rebeldes hutíes, respaldados por Irán.

Como un deja vú del horror, los baños de sangre en Yemen se han convertido en algo rutinario, incluyendo la muerte de niños, que además sobreviven a condiciones de absoluta vulnerabilidad frente a las enfermedades y el hambre. De allí que Naciones Unidas estime que cada diez minutos fallezca un menor yemení.

Desde marzo de 2015, de acuerdo con datos del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), 2,400 niños han muerto en lo que va del conflicto y por lo menos unos 3,600 han sido mutilados o heridos de gravedad durante la guerra.

El último boletín de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha) confirmó que con los años la situación ha empeorado, especialmente con la intervención militar extranjera.

Ocha calcula que 22.2 millones de personas en Yemen necesitan ayuda humanitaria (75% de la población del país), un millón más que en junio del año pasado.

Destruidas la mayoría de las estructuras básicas de agua potable y sanidad, las dolencias tratables —como la difteria o el cólera— amenazan la vida de las personas que a duras penas sobreviven a las balas y los bombardeos.

Unos 8.4 millones de yemeníes corren el peligro de morir de inanición o están en grave riesgo de inseguridad alimentaria, detalla Ocha.

Actualmente 7.5 millones de personas necesitan ayuda humanitaria, de los cuales 1.8 millones son niños y 1.1 millones son mujeres lactantes y embarazadas que tienen desnutrición aguda.

‘SILENCIOS’ Y ‘COMPLICIDADES’

En marzo de este año, Amnistía Internacional (AI) denunció la venta de armas occidentales a Arabia Saudita y sus aliados.

‘Hay numerosos indicios de que el flujo irresponsable de armas a la coalición dirigida por Arabia Saudí ha causado enormes daños a la población civil yemení (…) pero esto no ha disuadido a Estados Unidos, el Reino Unido y otros países, incluidos Francia, España e Italia, de seguir transfiriendo miles de millones de dólares para estas armas, además de destruir las vidas de civiles, y convertir el Tratado sobre el Comercio de Armas en una burla del Tratado Internacional sobre el Comercio de Armas’, afirmó Lynn Maalouf, directora de Investigaciones de AI para el Medio Oriente.

Informes de la organización humanitaria apuntan a que la coalición árabe está utilizando el armamento occidental para cometer delitos de lesa humanidad.

Un caso similar registrado por AI en enero de este año, describe cómo un ataque aéreo en Rakab (al sur de Yemen) destruyó una casa en la que una madre y sus dos hijos de 6 y 10 años fallecieron, mientras que los sobrevivientes, el padre y un tercer hijo de tres años, quedaron con metrallas en el estómago.

Testigos citados por AI indicaron que el proyectil utilizado era ‘una bomba de 500 libras GBU-12 guiada por láser fabricada en Estados Unidos por (la compañía) Lockheed Martin’.

En otro incidente parecido, en agosto de 2017 en un barrio en el sur de Saná —capital de Yemen— un bombardeo mató a 16 personas, en su mayoría niños. AI concluyó que el armamento utilizado era de la empresa Raytheon, otro de los gigantes del complejo militar industrial estadounidense.

Hasta la fecha, el Consejo de Seguridad de la ONU, presidido este mes por el Reino Unido, no ha sido capaz de sacar adelante una resolución que facilite una salida política a la crisis y detenga el castigo sobre la población yemení.

Los británicos, al igual que Estados Unidos y Francia, son importantes proveedores de armas y aliados de los saudíes.

Al día siguiente de la masacre de Saada, la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, lanzó un reto a los países miembros del Consejo: ‘El bombardeo en Saada es un punto bajo en la brutal guerra en el país (…), la cuestión ahora es si va a ser también un punto de inflexión, el momento que finalmente empuje a las partes, al Consejo de Seguridad y a la comunidad internacional a hacer lo correcto por los niños y poner fin a este conflicto’.

Por: Juan Alberto Cajar B.

Fotografía: Hispan TV

Last modified: 23/08/2018

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *