Algunos datos en el marco del debate sobre Justicia Climática y Transición Energética Justa

La avanzada crisis planetaria nos ha llevado a replantearnos la diversidad de opciones para mitigar sus causas. Desde la académica, observamos científicamente los informes sobre los cambios acelerados en la composición del clima; desde los sectores socioambientales (productores agroecológicos y protectores ambientales) la degradación de la tierra por los incendios y el extractivismo descomunal; y desde la pluralidad de los pueblos el aumento de los afectados y víctimas por los fenómenos naturales (sequía, huracanes e inundaciones) acrecentado por la acción del capitalismo voraz (postindustrialización o la tecnocracia inteligente). A toda la humanidad le corresponde debatir entre la vida o la muerte.

Al desconcierto global se expone una serie de debates como propuestas, las cuales se perfilan bajo directrices institucionales y organismos internacionales con la intención de alcanzar consenso en el sujeto, pero poca asimilada por las corporaciones junto a los estados auspiciadores del extractivismo de bienes comunes. En cambio, la empatía colectiva de los sectores desposeídos impulsa una transformación del modelo de desarrollo imperante e inhumano. La radiografía de tales hechos pone en evidencia tres elementos de la crisis actual: la brecha entre el estado y los ciudadanos, la imposición de soluciones recicladas del capitalismo y la incongruencia en la gobernabilidad socioambiental. Todas forman parte del triángulo de la descomposición de un sistema en declive desde sus principios y valores hasta la degradación de su propia existencia.

Su justificación radica en que los habitantes del globo han adoptado un modelo falaz bajo la narrativa verde, impulsada en cada convención por el ambiente como han sido las Conferencias de las Partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Ha pasado de ser una tribuna internacional de la esperanza a lobby entre los accionistas de los hidrocarburos y los negacionistas climáticos. Ambos sectores para sostener el crecimiento de sus capitales promueven los mercados de carbono, las compensaciones y todo instrumento de canje financiero ante la coyuntura de la crisis climática.

La crisis actual, en términos científicos, exige mantener la temperatura media mundial no más de 1,5° C lo que significa disminuir las emisiones radicalmente. Está advertencia es soslayada para dar paso al acuerdo global de comercio de carbono literalmente expuesto en el Acuerdo de París, para supuestamente lograr el equilibrio entre la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) que se emiten a la atmósfera y la cantidad que se elimina o absorbe de ella, denominado Emisiones Netas Cero. Sin embargo, para garantizar dicho objetivo los mercados de carbono y los créditos de carbono complementan esta estrategia y estructura financiera, modus operandi ejecutado tanto por las corporaciones petroleras, mineras e industrias extractivas del agua.

Podemos citar el mal logrado programa de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques REDD+ promovido por Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático CMNUCC, cuyo objetivo es reducir las emisiones mediante pagos para evitar la deforestación y degradación de los bosques. Igualmente la propuesta LEAF que significa Reducción de Emisiones Acelerando las Finanzas Forestales, promovida por empresas petroleras. Ambas forman parte de los kits de marketing del Greenwash y del rebranding. Sin dejar de mencionar otras soluciones basadas en la naturaleza como: el Cultivo de Carbono, carbono azul y la compensación por pérdida de biodiversidad. Y las soluciones basadas en tecnologías como: la Geoingeniería, que es la manipulación de los sistemas climáticos; la Captura y Almacenamiento de Carbono CCS; la Gestión de Radiación Solar; fertilización de los océanos; hidrógeno verde, entre otros proyectos sin fundamentos y resultados tangibles.

Otros de los proyectos impulsados son la digitalización de datos y el boom de la Inteligencia Artificial IA requiriendo la explotación de territorios y fondos marinos para extraer minerales como: el cobalto, el litio, el níquel y otros minerales de tierras raras para la fabricación de dispositivos para las tecnologías digitales. Esto genera efectos irreversibles en el ambiente y comunidades debido a la degradación de tierras y aguas utilizadas en el procesos de lixiviación. Este proyecto industrial está conectado con el extractivismo minero de cobre, bautizado como metales adaptables a la nueva era de la responsabilidad digital. Pero de fondo su objetivo es el control mundial de las corporaciones y los gobiernos en el uso de tecnologías digitales para acumular y analizar datos granulares para predecir e “influir” (o manipular) el comportamiento humano con el fin de expandir los mercados para sus productos y servicios e incluso para rastrear y atacar personas u organizaciones consideradas una amenaza para sus intereses económicos o geopolíticos. En otros términos, la IA puede parecer una fuerza espectral, un tipo de computación incorpórea, pero estos sistemas no son abstractos en absoluto. Son infraestructuras físicas que están transformando la Tierra, a la vez que alteran la forma en que vemos y entendemos el mundo. La IA no es artificial ni inteligente menos neutral su propósito es la manipulación y dominio de los mercados para evitar el decrecimiento financiero de las transnacionales del comercio global.

Entre los desaciertos para mitigar el cambio climático, otra de las propuestas encuadradas en las falsas soluciones es el Hidrógeno Verde (H2V) como promesa de una transición hacia un futuro descarbonizado. Panacea para sustituir el uso de hidrocarburos por medio del acaparamiento verde (green grabbing). Se obtiene mediante un proceso denominado electrólisis, utilizando energía eléctrica renovable baja en emisiones (solar, eólica o hidroeléctrica) para separar el hidrógeno del oxígeno, produciendo así hidrógeno sin emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.

La acelerada crisis climática ha sido una justificación para que las corporaciones del clima se hayan empeñado también en crear una narrativa verde. La clara evidencia desgastada y desconfigurada ha sido el lavado verde o greenwashing sobre los productos, servicios o prácticas más ecológicas o sostenibles. De igual modo, es la retórica sobre los proyectos y financiamientos presentados como soluciones a la crisis climática etiquetadas de energías limpias (latifundios energéticos como paneles solares y eólicos) que se han convertido en un mercado de especulación financiera confundiendo la capacidad de comprender las reales estrategias de los pueblos ante los procesos de financiarización de la naturaleza.

En el marco de la COP30 se espera el lanzamiento del Fondo de Financiamiento para los Bosques Tropicales (TFFF – Tropical Forest Finance Facility en inglés) otro instrumento que buscaría recompensar la conservación de bosques tropicales por hectáreas poniendo en circulación capitales del Sur al Norte y aumentando la deuda financiera y la deuda ecológica. La iniciativa tendrá como rector financiero al Banco Mundial y será promovida por organismos multilaterales y respaldada por gobiernos que acepten los fondos. El TFFF podría legitimar a los grandes inversores que lucran con la destrucción de bosques como supuestos defensores de los mismos.

Consensos y propuestas para la vida

Apelando al Acuerdo de Escazú igual que otros instrumentos legales como es la consulta y el consentimiento previo, libre e informado (CLPI), derecho de los pueblos indígenas y normativas nacionales, es importante configurar en la praxis el principio de Justicia, cuyo significado también recae en la reparación, restauración, recuperación, resarcimiento hasta indemnización de los efectos negativos que han producido los clásicos problemas estructurales del desarrollo, y las consecuencias de los proyectos climáticos experimentados. La justicia social no está separada de la justicia climática, ambas integran los principios inherentes a la vida humana. Además, es dignificante, como la diversidad de los pueblos, que a través del Diálogo de Saberes, fortalece el legado ancestral de convivencia con la naturaleza, y gestando a su vez modelos alternativos socioambientales como parte de la Transición Energética Justa. Expresamos que las soluciones a la crisis global socioambiental se conjugan en una serie de costumbres y tradiciones de los pueblos; no son remedios importados de la IA, y apelan al respeto a su soberanía popular y territorial.

Compartimos algunas propuestas y proyectos de vida colectivos sin soslayar otras iniciativas alternativas:

  1. La propuesta Hacia un Modelo Energético que potencie el Buen Vivir de los Pueblos del Consejo del Pueblo Maya (CPO) que contempla el uso racional y solidario de la energía; la energía eléctrica como un bien común público; la construcción de una visión compartida y plurinacional del territorio; y la resistencia ecológica y liberadora.
  2. Las medidas estructurales basadas en: auditorías de los precios de la energía; el impulso al autoconsumo y a las comunidades energéticas; creación de entidades del sector público productoras de energía y medidas de ahorro y eficacia. Propuesta para enfrentar la crisis energética y climática impulsada por Ecologistas en Acción.
  3. Mujeres Kichwa, chakra andina y energías comunitarias. Claves para una transformación energética integral desde lo local. Experiencia sistematizada por el Instituto de Estudios Ecologistas del Tercer Mundo en Ecuador. La chakra es una práctica que asegura biodiversidad, alimentación y medicinas para tratar a las personas y a los cultivos. También asegura la vida social y ritual relacionada a los ciclos de siembra, florecimiento y cosecha, frente a las formas de despojo simbólico y material de la explotación de los pueblos y la naturaleza que impulsa vorazmente el capitalismo.
  4. La generación de energía comunitaria y su organización productiva desde la experiencia de la Red Nacional en Defensa del Agua en Panamá y el Movimiento de Usuarios del Biogás en Cuba basados en la generación y uso de energía alternativa a partir de la impulsión y distribución de agua mediante arietes sin uso de combustible o electricidad, y el biodigestor o reactor biológico, un sistema diseñado para descomponer materia orgánica, como restos de vegetales y desechos de animales domésticos (estiércol), con el objetivo de obtener productos aprovechables como fertilizantes orgánicos y biogás para uso doméstico.
  5. El Pacto Ecosocial e Intercultural del Sur (PEIS) constituido por investigadores, organizaciones civiles y representantes de comunidades rurales del cono sur de América, enfatizando que las transiciones socioecológicas no pueden agotarse en el tema energético, es imprescindible una transformación estructural del sistema energético, del modelo productivo y de los vínculos con la naturaleza. Desde las experiencias locales diversas vinculadas al control comunitario, las autonomías territoriales, la soberanía alimentaria, la agroecología, las energías comunitarias y los ecofeminismos, entre varias otras luchas.
  6. La propuesta de una Transición Energética Justa y Popular impulsada por el Movimiento Ciudadano frente al Cambio Climático (MOCICC), que parte de atender el pasado que el extractivismo vinculado a la energía ha dejado. No se puede avanzar hacia una transición energética sin remediar, reparar y restaurar los ecosistemas y la memoria histórica de los territorios impactados.

Las propuestas mencionadas se conjugan con la diversidad de proyectos colectivos, territoriales y emancipadores que no necesariamente forman parte de una sistematización coordinada, sino que son generadas por la misma necesidad notoria como los efectos del cambio climático inciden en los ecosistemas y la vida de los pueblos. Todas forman parte del fediverso popular que tiene como enemigo singular el capitalismo salvaje. Todas estas propuestas se tejen en principios humanos y energías para fortalecer el trabajo de base organizativa, fomentando las escuelas de formación política y diálogo de saberes, fomentando los cuidados hacia los Derechos Humanos y los Derechos de la Naturaleza, incidiendo en las transiciones despatriarcales, descoloniales, anticapitalistas, anticolonialistas y antirracistas, y promoviendo transiciones justas cuyo componente respeta las autonomías y soberanías pluriculturales.

La Transición Energética debe contemplar la democratización de la participación de los sectores populares (vulnerados y desposeídos) en la toma de decisiones invocando los instrumentos y normativas legales que los reconocen como pueblos a la libre autodeterminación y formas de vivir soberanamente, ya que el modelo energético actual es desigual e injusto, desde su apropiación territorial para la extracción de bienes comunes, generando destrucción y muertes, sufriendo las consecuencias del cambio climático vividas con la sequías, huracanes, inundaciones, deshielo de los glaciares que aumenta el nivel del mar, la contaminación del aire y la guerra por el agua y la comida. Es necesario consensuar un modelo energético a partir de las reales necesidades de las presentes generaciones en contraposición al capitalismo neoliberal espiral.

Y en el marco del debate global por soluciones reales, la Educación Popular y Comunicación Comunitaria, deben ser herramientas orgánicas en la amplificación del movimiento global por la justicia climática con sus propuestas transformadoras, formadoras, y orientadoras. Cuya misión es blindar a los ciudadanos de principios y compromisos en defensa del rol humano ante la deshumanización producida por la inteligencia industrial promovida por los ejes dominantes del mercado y las élites hegemónicas del mundo.

Acudimos a la Cúpula dos Povos / Cumbre de los Pueblos latitud de Belém do Pará, Brasil cuya antesala está organizada a través de espacios interactivos:

Eje I – Territorios Vivos, Soberanía Popular y Alimentaria.
Eje II – Reparación Histórica, Combate al Racismo Ambiental, a las Falsas Soluciones y al Poder Corporativo.
Eje III – Transición Justa, Popular e Inclusiva.
Eje IV – Contra las Opresiones, por la Democracia y el Internacionalismo de los Pueblos
Eje V – Ciudades Justas y Periferias Urbanas Vivas.
Eje VI – Feminismo Popular y Resistencias de las Mujeres en los Territorios.

Un proceso integrador, incluyente, emancipatorio y popular a diferencia de la COP30, cuyas versiones pasadas se han convertido en lobbies entre corporaciones y estados pro extractivistas y especuladores en el negocio del clima.
La Cumbre de los Pueblos una opción real y esperanzadora, cuyo encuentro internacionalista teje propuestas de la diversidad de voces y territorios para soluciones ante la crisis planetaria.

Referencia bibliográfica

Hacia un modelo energético que potencie el Buen Vivir de los Pueblos. Consejo del Pueblo Maya. 2022.
Transiciones energéticas. Ecología Política. Cuadernos de Debate Internacional. 2023.
Energía y equidad. Comunidades energéticas comunitarias. Heinrich Böll Stiftung. 2023.
Glosario Ilustrado de la Justicia Climática. Plataforma Latinoamericana y del Caribe por la Justicia Climática PLCJC 2023.
Navegar el colapso. Una guía para enfrentar la crisis civilizatoria y las falsas soluciones al cambio climático. Carlos Tornet y Pablo Montaño. 2023.
Detrás de las nubes: impactos ambientales de la digitalización. ETC Group. 2024.
Atlas de inteligencia artificial. Poder, política y costos planetarios. Kate Crawford. 2024.
TFFF: Una falsa solución para los bosques tropicales. Mary Louise Malig y Pablo Solón. 2025.
Repensando la transición energética: una propuesta justa y popular. Augusto Duran Duran. Movimiento Ciudadano frente al Cambio Climático (MOCICC). 2025.
Hidrógeno verde ¿Transición o colonialismo?. Programa Regional de Clima de la Fundación Rosa Luxemburgo. 2025.
Declaración para detener el TFFF. Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM, por su sigla en inglés). 2025.
Salva La Selva. www.salvalaselva.org
Cumbre de los Pueblos. cupuladospovoscop30.org

Por: Olmedo Carrasquilla Aguila. Abogado / comunicador popular en Panamá y Latinoamérica. Director de la organización ciudadana Colectivo Voces Ecológicas COVEC y su medio virtual www.radiotemblor.org. Freelancer / reportero internacional.

Fotografía: Comunidad de Kia en la Comarca indígena Ngöbe Buglé. Víctimas del cambio climático y afectados por los efectos de la Hidroeléctrica Barro Blanco que represa el Río Tabasará. Uno de los proyectos del engranaje del Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central SIEPAC del Plan Pueblas Panamá PPP. Cuya iniciativa fue integrada dentro de la generación eléctrica por recursos renovables pero rechazada por no cumplir con los parámetro del Mecanismo de Desarrollo Limpio MDL, catalogado de falsas soluciones al cambio climático.

Last modified: 31/10/2025

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