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El 9 de Enero de 1964, la gesta heroica de jóvenes estudiantes, uniéndose el pueblo panameño en defensa del país que había sido mancillada su soberanía, y el coloso del norte se negaba a hacer cumplir acuerdos entre ambos Gobiernos, acuerdo este que establecía que el emblema nacional sería izado al lado de la bandera de Estados Unidos en cada uno de los sitios donde esta fuese izada en nuestro territorio.

Los hechos acaecidos los días 9, 10 y 11 de enero llevan a unir al pueblo panameño bajo consignas que representaban el sentir nacional como: ‘Los mártires hablaron claro: ¡Bases No!’ o ‘¡Un solo territorio, una sola bandera!’.

En casi un siglo de presencia militar estadounidense en Panamá, se llevó a cabo un conjunto de hechos leoninos contra nuestra dignidad nacional. Podemos mencionar solo algunos, con el objetivo de tener presente que no podemos retroceder en el camino recorrido por generaciones de panameñas y panameños sacrificados, mediante el derramamiento de sangre de jóvenes demandando soberanía y la salida de los soldados norteamericanos de nuestro país.

En 1925, con el Movimiento Inquilinario, fueron asesinados por las bayonetas gringas Ferdín Jaén, Julián Camarena, Rafael Echevarría y Damián Cabrera. Por su parte, fueron deportados Domingo Turner y Blázquez de Pedro. Producto de ese movimiento hubo detenidos, entre muchos otros hechos que giraron en contra de la justa lucha que al decir de don Diógenes de la Rosa: ‘Fue un movimiento popular’.

El grupo que lo originó fue un grupo de trabajadores, no solo sindical, sino un movimiento originado en los sectores populares, que tuvo su nido en el Sindicato General de Trabajadores.

El histórico parque de Santa Ana fue el escenario de una lucha justa, digna, reivindicativa y popular en la cual diversos sectores obreros organizados y no organizados se unieron para luchar contra las alzas de los alquileres que buscaba imponer el Gobierno de Rodolfo Chiari.

La soldadesca yanqui, establecida en el parque de Santa Ana, llevó a que las madres que vivían en el barrio no pudieran enviar a sus hijas ni siquiera a las tiendas, por temor al acoso al que eran víctimas por parte de los soldados estadounidenses.

Posteriormente, al darse la Segunda Guerra Mundial, se da el Convenio Filos-Hines, el cual permitía la presencia de 136 sitios de defensa a lo largo y ancho del país, desde luego que en casi todos los sitios se dieron diversas situaciones de prostitución alrededor de las bases militares entre los norteamericanos y jóvenes panameñas, donde, luego de su retirada del país, los primeros no asumieron ninguna responsabilidad en cuanto a la manutención de sus hijos, que fueron abandonados por ellos. Es este acumulado de experiencias leoninas que nos lleva a estar en contra siempre de que se han realizadas maniobras militares, sean Fuertes Caminos…, o Nuevos Horizontes.

El Gobierno de Estados Unidos sigue manteniendo su prepotencia con los países de América Latina, así impone listas, con el objetivo de doblegar a los Gobiernos y en el caso nuestro, a medios de comunicación como fue el vivido por los diarios La Estrella de Panamá y El Siglo. En el caso de México, pretende construir un muro de más de tres mil kilómetros en la frontera México-Estados Unidos. Ese muro es una ignominia a todos los países latinoamericanos.

El permitir que se dé Nuevos Horizontes, no es más que volver a mantener la presencia militar de Estados Unidos en Panamá. Tenemos que recordar que en 1998 se llevó a cabo un plebiscito donde el pueblo panameño dijo una vez más ‘No’, a bases militares disfrazadas de cualquier tipo.

La seguridad del Estado panameño debe ser garantizada por el Gobierno nacional, no por militares extranjeros que han causado sacrificio y dolor a nuestra nación istmeña.

Hace apenas tres años, el 23 de junio de 2014, el soldado norteamericano Omar Antonio Vélez Pagán, funcionario de la Embajada de Estados Unidos en Panamá, torturó y asesinó a la joven Vanessa Itzel Rodríguez Chavarría, mujer panameña, estudiante universitaria de 25 años.

Luego de golpearla salvajemente hasta asesinarla, le pasó el carro por encima de su cuerpo en varias ocasiones, luego cavó una fosa donde la enterraría, con el objetivo de desaparecer el cuerpo y las evidencias.

Este soldado admitió haberla matado, ante un sinnúmero de personas, quienes rindieron declaraciones de este hecho; para evadirse de la justicia panameña, pidió que llamaran a la Embajada americana en nuestro país. La Embajada inmediatamente dispuso sacar al soldado de la República de Panamá, aduciendo que el mismo tenía inmunidad diplomática. Inmunidad que viola principios y normas legales de nuestro soberano país.

La presencia de 415 soldados por seis meses, con una serie de garantías e incluso teniendo inmunidad diplomática, nos expone a situaciones como la vivida por la familia Rodríguez. Si bien, por la presión llevada a cabo, Omar Vélez fue condenado a 30 años, ¡no permitamos que se den otros casos como el de Vanessa Rodríguez ni que vuelva a haber presencia militar norteamericana en Panamá!

Por: Nelva Reyes. Secretaria General de la Central General Autoónoma de Trabajadores de Panamá.

Gráfico: Gary Waters

Last modified: 21/02/2018

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