Los incendios forestales se vuelven extremos

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Los incendios forestales son, por su propia naturaleza, difíciles de predecir y controlar, más allá de variables como el terreno y los vientos dominantes. Su extinción es una tarea formidable

Incendios buenos – Incendios malos

Cada cierto año se producen incendios naturales de baja intensidad donde se queman restos de plantas y árboles muertos, abriendo paso para que los árboles jóvenes y sanos y la vegetación prosperen. Ese nuevo crecimiento a su vez soporta la vida silvestre de los bosques.

Los incendios provocados intencionalmente para la agricultura y el desmonte son, en el mejor de los casos, mal aconsejados y, en el peor, devastadores. La tala y quema de árboles se realiza a diario para destruir grandes áreas de bosques. Por supuesto, estos incendios no solo acaban con los árboles; matan y desplazan a la vida silvestre, alteran los ciclos del agua y la fertilidad del suelo, y ponen en peligro la vida y el sustento de las comunidades locales. Este tipo de incendio es la manifestación de una combustión incontrolada.

Combate

Existe un cambio de paradigma en el mundo de los incendios forestales que requiere de nuevas tácticas y soluciones. Hoy en día, la lucha contra los incendios precisa de la investigación e inversión en sistemas que ayuden a detectar y extinguir fuegos de forma rápida y segura.

La mejor defensa contra los incendios es la detección temprana. Como los sistemas de vigilancia espacial de la Nasa o la ESA europea. El sistema genera predicciones cuantitativas que los servicios de extinción pueden usar para decidir las medidas de prevención o las estrategias y tácticas de extinción. Actualmente se aplica en Indonesia, Malasia, México y Nueva Zelandia. No se cobra ninguna licencia por uso, y se facilitan gratuitamente claves de usuario para actualizarlo y resolver problemas de manejo.

Además de estos sistemas de vigilancia espacial, es necesario contar con helicópteros y aviones especializados (se pueden alquilar) para lanzar agua desde lo alto (conocidos como bomberos aéreos), y además tener en cada región un gran equipo de brigadistas y bomberos profesionalizados y con equipo de última generación, en cantidad suficiente para entrar en combate inmediatamente.

Para cada maniobra es necesaria la herramienta ideal con el objetivo de lograr el mayor rendimiento y adaptarse a las necesidades reales.

El éxito de la supresión de los incendios forestales, entre otros factores, va a depender por lo tanto de la disponibilidad, tipo, cantidad y calidad de las herramientas y equipos empleados.

La extinción para romper el “Triángulo del Fuego” debe ser lo más inmediato posible, de lo contrario el incendio aumenta de dimensiones y la velocidad de propagación de las llamas rápidamente, según el tipo de terreno por donde se desarrolla y la calidad y cantidad de combustibles adyacentes.

Detección temprana

La identificación temprana de focos evita la quema de grandes extensiones.

Un elemento fundamental para la prevención y lucha contra incendios forestales o rurales lo constituyen los sistemas de detección y vigilancia montados sobre torres que permiten detectar, lo antes posible, donde se está iniciando un fuego.

Para avanzar rápidamente con este sistema de prevención, y ahorrar mucho tiempo y dinero en la construcción de nuevas torres, desde la Asociación Amigos de los Parques Nacionales (AAPN) sugerimos a los responsables de ejecutar políticas para prevenir incendios forestales o rurales, hacer un convenio con las empresas de telecomunicaciones para aprovechar las torres que tienen distribuidas por todo el territorio nacional donde se pueden instalar sensores térmicos que permitirían vigilar (por la gran altura que tienen), grandes extensiones forestales y rurales.

Se pueden combinar sensores de partículas, medidores de calidad del aire, dispositivos de detección óptica, imágenes térmicas, etc. Los sensores térmicos instalados en las torres de telefonía y comunicaciones son capaces de detectar cualquier posible foco de incendio en un perímetro de 15 km, con lo que proporcionarán una considerable capacidad de vigilancia en grandes espacios naturales; también en la  detección nocturna e incluso con condiciones meteorológicas adversas con niebla

Preocupación Mundial

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), presentado el pasado 17 de febrero de 2022 en Nairobi, durante la cuarta edición de su “Informe Fronteras” pide que se preste “mayor atención” a problemas como los incendios forestales, que ocurren cada vez con más vehemencia.

El Programa de la ONU para el Medio Ambiente avisa de un empeoramiento del clima ocasionado por “peligrosos incendios forestales”.

Cada año, entre 2002 y 2016, un promedio de unos 423 millones de hectáreas de la superficie terrestre del planeta, un área del tamaño de toda la Unión Europea (UE), ha sucumbido al fuego, lo que cada vez resulta más habitual en ecosistemas de bosques mixtos y sabanas.

“Se prevé que las condiciones climáticas peligrosas de los incendios forestales sean más frecuentes e intensas y que duren más”, algo que se debe al cambio climático, que implica temperaturas más altas y sequías más frecuentes, subraya el PNUMA, que pide una “mayor inversión” para reducir los riesgos de esos incendios.

Para la directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen, este y otros problemas ambientales “ameritan atención y acción de los gobiernos y el público en general”.

Conclusión

Si conseguimos que se produzcan menos incendios, la comunidad se verá beneficiada con los servicios ecosistémicos que los bosques y los pastizales  proporcionan, tales como la cantidad y calidad del agua para uso humano, para la agricultura, y la generación de electricidad; la captura de gases de efecto invernadero que afectan la calidad del aire; la disminución de la erosión de los suelos y la recreación, entre otros.

“Es imperativo reducir los incendios forestales. Algunas soluciones podrían ser los pagos por servicios ecosistémicos, condenar los crímenes ambientales y promover prácticas para el manejo integrado del fuego, que prevengan estos desastres ambientales”; puntualiza la Bióloga Dolors Armenteras de la Universidad Nacional de Colombia.

Por: Norberto Ovando. Presidente de la Asociación Amigos de los Parques Nacionales (AAPN).  Experto Comisiones Mundial de Áreas Protegidas (WCPA) y Educación y Comunicación (CEC).

Tomado de: www.alainet.org

Last modified: 26/02/2022

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