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Para visibilizar la importancia de la participación plena y equitativa de las mujeres en las actividades científicas, la Organización de las Naciones Unidas decidió proclamar en 2015 al 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. No obstante, la fecha alude a la inserción de las mujeres en las llamadas ciencias exactas, dejando de lado las ciencias sociales y las humanidades.

Al respecto, Olivia Tena Guerrero, investigadora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, señaló que en este sistema androcéntrico y patriarcal producto de la modernidad, las ciencias sociales no forman parte de un conocimiento significativo. “Muchas personas piensan que lo que se enseña en las ciencias sociales deriva de algo natural que aprendes en la vida cotidiana y no requiere estudios, pero no se enfatiza la gran relevancia de analizar tu presente desde el pasado y hacia el futuro. Tener como objeto de estudio las interacciones humanas y las culturas requiere de un análisis complejo para comprender las normatividades tradicionales y a su vez entender el porqué de las desigualdades”.

Para la académica, el discurso de las mujeres en la ciencia, específicamente el de las ciencias exactas, sólo impacta en la autoestima de las ciencias sociales como opción secundaria. “Si a las niñas y a los niños se les enseñaran ciencias sociales desde el análisis de las desigualdades, las niñas podrían entender mejor cuál es su posición y situación en términos de género”.

Uno de los grandes retos es lograr que haya más mujeres en el ámbito de la ciencia. Tena explicó que en las ciencias exactas el número de mujeres va en aumento, de manera lenta pero constante. En el caso de las ciencias sociales y humanidades, es necesario promover que los hombres que eligen esta opción de estudio también incorporen una reflexión crítica desde la desigualdad de género, porque a partir de ésta se teje el resto.

Los hombres, la autoridad

Por su parte, Elsa Guevara Ruiseñor, investigadora adscrita a la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, dijo que marcar esta jerarquía entre ciencias ha llevado a descuidar lo que pasa al interior de las ciencias sociales donde la autoridad en el conocimiento la representan los hombres, aunque el número de mujeres sea mayor.

“Hay que preguntarse cuáles son los aportes de ellas como mujeres, no como las seguidoras de los postulados masculinos. De ahí la importancia de la teoría feminista desde las ciencias sociales para hacer énfasis en el papel de las mujeres en la ciencia, porque en todas las áreas se ha marginado, invisibilizado y devaluado su trabajo científico.”

Sobre el papel de las mujeres en las ciencias sociales, opinó que habría que cuestionar con qué modelos estamos interpretando la sociedad, porque suelen ser primordialmente androcéntricos. “Entonces la educación científica de las mujeres debe romper con ellos, cuestionar las jerarquías y la forma de hacer ciencia. Se debe reivindicar una generación de conocimiento no femenina sino feminista”.

Ante el vacío de referentes femeninos en las ciencias sociales, ambas investigadoras coinciden en que es indispensable rescatar la labor de las mujeres en general y de las latinoamericanas en particular, porque los trabajos de los “padres” de la sociología, psicología, entre otras, se consideran el punto de partida de esos estudios; de ahí que la tarea pendiente será visibilizar, revalorar y replantear el papel de las mujeres en las ciencias sociales y las humanidades.

Publicado originalmente en Gaceta UNAM

Tomado de: desinformemonos.org

Last modified: 13/02/2021

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