Ari Nii (febrero, luna de las iguanas)

Written by | Panamá

En esa hermosa canción Gracias a la Vida, de Violeta Parra, que es un poema que ya para siempre – cada día y sin duda – alguien en el mundo recitará, hay un verso que dice así:

“Gracias a la vida.. que me ha dado el sonido y el abecedario/con él las palabras que pienso y declaro/ madre, amigo, hermano y luz alumbrando…”

He buscado en estos días escuchar este poema hecho canción porque en la conversación que sostuvimos hace unas semanas con los amigos de TV Indígena, el tema de la palabra, de la oralidad, volvía y volvía.  Y una vez más vuelve ahora en la Luna Llena de febrero, en las reflexiones que nos trae Cebaldo para alumbrarnos un poco en estos tiempos raros para todos y dolorosos para algunos.

Nos cae bien recordar cuánto de bueno conmemoramos en febrero. Adelante hermano, el ruedo es tuyo.

— Jorge

Uno de los momentos que me encantaron en nuestro dialogo con los hermanos de TV indígena el pasado 26 de enero[1], Jorge, fue cuando hablaste de tu papá,  del cariño que él tenía por los pueblos indígenas, con sus amigos guna, mencionando además que era un quechua-hablante.  Pienso en ello ahora, cuando en estos días de febrero  se celebran  significativos aniversarios, fiestas y luchas: el 13 de febrero es el Día Mundial de la Radio; el 21 el Día Internacional de la Lengua Materna; y el 25 celebramos los 96 años de la Revolución Tule.

“Arii Nii”  –  luna de iguana, llaman los guna a  febrero en su lengua de selvas y aguas, porque es en este mes cuando las iguanas se reproducen y excavan nidos a manera de túneles en la tierra seca, donde pondrán sus huevos.  Fue un febrero de 1925 cuando comunidades guna se levantaron en armas para poner punto final a las formas violentas en que el Estado sometía a sus habitantes; donde la creación de siglos, que era y es su cultura, estaba en peligro de desaparecer.  También su lengua y todo lo que representa, estaba siendo prohibida: su patrimonio creativo entonces, su forma de entender el mundo y la naturaleza…

Y es una hermosa coincidencia que eso haya ocurrido en febrero, cuando muchos años después se  celebra en toda la Tierra la voz humana, el arte de la palabra dicha, la oralidad. Y se celebra además a la radio, como plataforma para el discurso comunitario, para su resistencia y movilidad.

Se  estima que en el mundo se hablan entre 5,000 a 7,000 lenguas, de las cuales unas 4,000 son indígenas. Elementos de la naturaleza, en peligro también una porción de ellos, sólo son conocidos por algunos pueblos cuyas lenguas – principal medio de transmisión de los conocimientos – se van extinguiendo. En este sentido, un informe del PNUMA, el  Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, advierte que más de 2,500 lenguas indígenas que contienen información vital sobre la naturaleza, podrían extinguirse. Es interesante que los países que contienen mayor diversidad ambiental, albergan también un gran número de lenguas.

“Toda lengua es un sistema de cognición único” nos dicen los especialistas  y al perderla, desaparece una creación humana de siglos.

Los pueblos presentan formas particulares de entender el mundo, de apropiarse de la naturaleza. Y lo manifiestan a través del lenguaje. Al entender  que el bosque es una “selva de símbolos” un lugar sagrado de dioses, demonios y espíritus, y que  cada planta y cada animal posee un espíritu y produce sentidos.

Por eso estas comunidades, para evitar afectar fuertemente a los ecosistemas, han creado códigos, repertorios de normas de manejo, de estrategias de comunicación, de creencias e historias, a través de las cuales pueden acceder a un mejor uso y apropiación de la naturaleza. Esto destaca en el caso particular de Panamá, ahora que el gobierno nacional reconoció al pueblo naso su territorio a través de una comarca que en un 80% es, además, área protegida. Los naso y demás pueblos indígenas tienen ante sí la gran labor de mantener esos códigos, esas normas de respeto ambiental. Para demostrar que su palabra se fundamenta en acciones.

Y así, el lenguaje, la PALABRA, el canto – intermediarios entre este mundo de maravillas y el nuestro – en toda su variedad, colorido y sabores, es creadora del Mundo y de mundos. Así, la muerte de una sola lengua empobrece al Mundo y a sus mundos, a la Tierra y a su diversidad.

[1] Extensa entrevista/conversatorio, que bajo el título “Tejiendo amistades” se puede ver en el enlace.

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Febrero de 2021

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Por: Cebaldo de León

Ilustración: Ani M. Ventocilla King

Last modified: 28/02/2021

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