A cuadro cerrado: una mirada sobre la participación del antichavismo en la democracia participativa

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La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos.
Artículo 5_ Constitución de la República Bolivariana de Venezuela 1999

Durante el año 1999, la República Bolivariana de Venezuela asistió a un proceso inédito en su historia. A través de una Asamblea Constituyente se realizó una nueva Constitución para el país, generando transformaciones profundas en el Estado venezolano. Entre las más destacadas, el
reconocimiento del valor económico del trabajo doméstico en la economía del país; el derecho al libre desenvolvimiento de la personalidad y el reconocimiento del carácter vinculante de los medios de participación popular de la población en los asuntos públicos 1. Este último aspecto
otorgó una característica distintiva al nuevo modelo de Estado, nombrado como la “Democracia Participativa y Protagónica” en planes de gobierno, iniciativas públicas, discursos oficiales; y reivindicada por los partidos políticos afines y seguidorxs 2 de la denominada Revolución Bolivariana.
Los Consejos Comunales (CC) primero y las Comunas (C) después, fueron las nuevas formas de organización social territorial que representaron jurídica y prácticamente el ejercicio de los mecanismos de democracia directa, establecidos principalmente en los artículos 5, 62 y 70 de la Constitución.
Tomando como hito político el llamado de Hugo Chávez 3 a organizarse en Consejos Comunales en 2006:


“es el poder directo del pueblo, es la democracia directa, cada día habrá que construir más instrumentos para la democracia directa y romper la trampa de la democracia representativa que termina siendo al final una dictadura, la dictadura de una élite en contra de los intereses del
pueblo. La democracia representativa siempre avanza en esa dirección, a la degeneración. La democracia participativa y protagónica no (…)” 4;

desde entonces hombres y mujeres transforman sus comunidades, a través de la participación en estos nuevos mecanismos. Cabe destacar que en su relación vertical con la institucionalidad del Estado venezolano, los Consejos Comunales y Comunas pueden captar (financiamiento
proveniente de la renta obtenida por la exportación de petróleo de la empresa pública PDVSA) recursos financieros que administran y ejecutan en proyectos comunitarios de la más diversa índole y magnitud. La capacidad de gestión de las llamadas “organizaciones del poder popular”
les otorga un componente clave para entender su incidencia en la organización de la sociedad venezolana y la constitución del Estado a partir de esos años.

Aunque los Consejos Comunales (2006)5 y las Comunas (2011)6 son parte del Estado venezolano en su conjunto 7, debido a la identificación con la ideología y simbología del movimiento político y social conocido popularmente como “chavismo”, una parte importante de la población
inicialmente no legitimó la creación de dichos mecanismos. Al principio, producto de la polarización político partidaria con el chavismo en el gobierno, muchxs venezolanxs no participaban de las instancias de reunión y organización. Al mismo tiempo, los medios de comunicación privados difundían representaciones caricaturescas que mostraban a los Consejos
Comunales como órganos de dominación y control del gobierno chavista sobre la población. En la misma línea, en algunos círculos académicos venezolanos se afirmaba 8 que dichas instancias estaban “contaminadas” por el clientelismo y la instrumentalización del chavismo y Chávez en el
gobierno. Las Comunas eran asociadas al Comunismo, como el fantasma rojo de Fidel Castro Ruz, que estaría gobernando Venezuela a través de Chávez. Y que juntos, expropiarían a las personas de sus posesiones. Publicidades en canales de televisión abierta 9 mostraban a hombres
vestidos de rojo en representación de las Comunas apropiándose de una habitación de un hogar familiar o de un modesto comercio barrial 10. Las Comunas representarían el terror de la propiedad privada y la libertad.
Por el contrario, sectores sociales movilizados reconocían a la nueva democracia como una puerta de entrada para su propia visibilización como sujetxs sociales y políticos (Offerlé, 1996; Ferraudi Curto, 2010).
En términos analíticos, podríamos decir que la legitimación de los Consejos Comunales y Comunas a través de la participación social, tuvo dos etapas (2006-2008 | 2009-en adelante). En la primera, 2006-2008, la conservadora oposición al gobierno de Chávez, realizó campañas de desinformación para promover la desconfianza y ausencia de participación de sus seguidorxs en dichos espacios. Los CC y C se convirtieron entonces en espacios de gran aceptación y participación popular, pero segmentados en aquellos sectores sociales que se identificaban con el partido de gobierno.
En una segunda etapa, 2009-en adelante, se produce una ruptura y el antichavismo decide deliberadamente participar de dichas organizaciones comunales, disputando poder en espacios clave de la gestión comunitaria con la base popular del chavismo. Tomaré la referencia del venezolano Reinaldo Iturriza López (2016) para diferenciar al chavismo oficial u oficialismo del chavismo salvaje; según el sociólogo, el chavismo es el producto de una serie de polarizaciones surgidas en el interior de la sociedad venezolana. Y “el chavismo salvaje es definido a partir de la
relación que establece tanto con el antichavismo como con el oficialismo” (Iturriza López, 2016: 16).
Me interesa explorar los imaginarios sociales que se generaron a partir de esta última etapa, considerando la participación del antichavismo en los CC y C como una forma de legitimación de la democracia participativa, a partir de una representación que los considera espacios válidos de transformación e incidencia en el espacio-tiempo de vida comunitario.


¿Democracia participativa para quiénes o de quiénes?
En la mayoría de los grupos sectoriales chavistas, las vocerías de dirigentes reconocidxs y el discurso oficial de gobierno, la participación de sectores del antichavismo en la democracia directa tuvo inmediatamente una valoración negativa, interpretándola como una maniobra para desplazar al chavismo y tomar control territorial para acumular capital político.
La misma representación que el antichavismo había generado y difundido en los primeros años sobre los CC y C, ahora era usada por el oficialismo chavista para reducir los espacios participativos a meros aparatos tutelados por los partidos políticos.
Una mirada dual de la política (Semán, 2006), que separa entre el interés oportunista y la convicción verdadera. Del lado del antichavismo se interpretaba que el gobierno utilizaba de forma clientelar a los CC y C para el desarrollo de su política partidaria. Por tanto, sólo fuera de estos ámbitos -o con un gobierno antichavista- podría darse una participación genuina.
Con el mismo argumento pero del lado del chavismo oficial, consideraban que la participación de su oposición político partidaria no sería por la confianza en la democracia directa, sino por el único y malicioso interés de destruir al chavismo. Desde el gobierno nacional, poseedor del monopolio de las instituciones del Poder Ejecutivo 11, aprovecharían las herramientas de la legalidad (y el poder del Estado) para limitar la participación de sujetxs que no entraran en su moralidad.
La primera etapa de legitimación de los CC y C (2006-2008) dibujó el siguiente escenario: una refundación del Estado nacional habilita instancias de participación directa de la sociedad en los asuntos públicos; amplios sectores sociales ingresan a la vida política del país a través de procesos
de subjetivación política inéditos en la historia reciente. Una porción minoritaria, mas no desdeñable, no se siente llamada a participar por la polarización política que existe con el chavismo. Este dibujo es sobre todo visto desde arriba, un análisis de los procesos que se estaban desarrollando en la sociedad en su conjunto.
Ahora bien, la mirada etnográfica sobre los CC y C enseña que habilitan procesos imposibles de comprender desde arriba, debido a su característica de dispositivos de participación política que se configuran desde la territorialidad comunal 12. Creo que allí radica una de las bases por las cuales lo que llaman oposición o antichavismo, comenzó a vincularse y participar de la democracia directa.
A pesar de la gestión polarizada que realizó el chavismo oficial de la participación en los CC y C, se produjeron representaciones sociales que valoraron positivamente la aparición del antichavismo allí. Más aún, lo entienden como una práctica natural en los procesos de organización y
politización comunitaria, sin perder de vista que se encuentran en veredas opuestas cuando de partidos políticos y democracia representativa se trata.
Estos imaginarios provienen de la experiencia vivida por sujetxs que en los CC y C dinamizan prácticas políticas propias; a través del cálculo moral (Vommaro y Quirós, 2011; Mauss, 2007) y la experiencia vivida que expresa el contacto con su realidad territorial, observan legítimo que su vecinx participe de la misma organización comunal que ellxs lo hacen, porque las prácticas cotidianas les encuentran siendo en colectivo; enfrentando los mismos problemas, impulsando los mismos proyectos y apostando a la transformación social de su cotidianeidad 13.

Es decir que, en el día a día, lxs venezolanxs, independientemente de su filiación política partidaria o su identificación con el gobierno, producen discursos y prácticas sobre su territorio construido, que a través de la democracia directa pueden transformar de manera protagónica y sin
depender de un Ministerio o un funcionario.
A medida que esta experiencia se va internalizando en la cultura política de la comunidad, las relaciones entre chavistas y antichavistas en los CC y C se transforman. Y como la historia no es contexto sino plano de configuración de formas de agente que dan lugar a singularidades políticas (Semán, 2007), existe un chavismo que encuentra en los CC y C una experiencia de subjetivación para ser más chavista, un chavista salvaje (Iturriza López, 2016) que amplifica las posibilidades de la democracia participativa.
Así, existe una pertenencia afectiva y un apego a formar parte de esa transformación que otrxs vecinxs -como yo- están encarando. Es justo ejercer la participación como resulta igualmente justo que participen quienes en el terreno político partidario son mis adversarixs.


A modo de cierre
Es cierto que el chavismo oficial -como reproductor de la lógica del dualismo en la política-, interviene en las configuraciones que se generan en cada realidad territorial, pero como hemos intentado retratar, su representación en relación a la participación del antichavismo en los CC y C
no es la única ni tampoco la dominante. Porque como bien nos enseña Iturriza (2016), el chavismo salvaje también se polariza con el chavismo en el gobierno, que confunde a menudo a los CC y C con objeto de la política oficial y los desconoce como sujetxs políticxs de la sociedad venezolana.
Vale aclarar que desde la perspectiva de quienes participan de CC y C, la participación no siempre es identificada con “estar en política”; porque de acuerdo al imaginario circulante pareciera que “lo político” o “la política” pertenece al ámbito de la democracia representativa y lo que ellxs realizan sería “trabajo social”, “comunal” o “de poder popular”.
Aunque quienes asumen espacios de protagonismo en las Comunas, poseen un posicionamiento político diferente en este aspecto (por su premisa ideológica de fondo, como célula del transformador Estado Comunal), siempre existe la distinción voluntaria de diferenciarse de “la política” que se hace en los Concejos Municipales y órganos de gobierno. Las herramientas teórico-metodológicas de la antropología de la política pueden ser muy útiles para desarrollar un trabajo a futuro sobre este tema.

Recapitulando: si en la primera etapa de desarrollo de los mecanismos de democracia directa, estos no encontraron legitimidad en el antichavismo y en la población que no apoyaba al gobierno. En la segunda etapa, la transformación cuantitativa -en términos de cantidad de participación- y
cualitativa -por las representaciones positivas sobre la legitimidad social que tenían los CC y C muestra que la democracia creció en reconocimiento y legitimidad de la sociedad en su conjunto. Interesante es ver que este proceso se dio incluso a pesar de sus defensores -el gobierno
bolivariano- y detractores -su oposición política antichavista-. Porque fueron transformaciones que se configuraron en lo que los Consejos Comunales y Comunas habilitaron como instancias de ejercicio de una democracia no delegativa.
El chavismo salvaje, sujeto histórico y activo de la democracia participativa, valora como justa la participación de otros sectores políticos en CC y C siempre y cuando los reconoce territorialmente en la práctica de la organización comunitaria. El antichavismo, por su parte, no quiere quedar a fuera de los procesos históricos vividos en su comunidad. Y más aún: observó y sintió que “lo de la democracia participativa” era en serio y aunque viniese de un mico 14 mandado por Cuba, la opción era participar o quedar afuera de su propia historia.

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1 Artículo 62. Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de participar libremente en los asuntos públicos, directamente o por medio de sus representantes elegidos o elegidas.
La participación del pueblo en la formación, ejecución y control de la gestión pública es el medio necesario para lograr el protagonismo que garantice su completo desarrollo, tanto individual como colectivo. Es obligación del Estado y deber de la sociedad facilitar la generación de las condiciones más favorables para su práctica.
Artículo 70. Son medios de participación y protagonismo del pueblo en ejercicio de su soberanía, en lo político: la elección de cargos públicos, el referendo, la consulta popular, la revocatoria del mandato, las iniciativas legislativa, constitucional y constituyente, el cabildo abierto y la asamblea de ciudadanos y ciudadanas cuyas decisiones serán de carácter vinculante, entre otros; y en lo social y económico, las instancias de atención ciudadana, la autogestión, la cogestión, las cooperativas en todas sus formas incluyendo las de carácter financiero, las cajas de ahorro, la empresa
comunitaria y demás formas asociativas guiadas por los valores de la mutua cooperación y la solidaridad.
La ley establecerá las condiciones para el efectivo funcionamiento de los medios de participación previstos en este artículo.
2 A lo largo de todo el texto, siempre que sea necesario se utilizará el lenguaje inclusivo optando por la letra X, como una convención política y social en el uso de un lenguaje que desnaturalice las desigualdades de género y supere la heteronormatividad obligatoria.

3 Hugo Chávez, en el programa Aló Presidente nº 252 (09 de abril de 2006) anunció la creación de la Ley de los Consejos Comunales, aprobada en el poder legislativo, firmada por el Jefe de Estado en vivo y comunicada en la
Gaceta Oficial Nº 5.806 Extraordinario del día siguiente.
El Aló Presidente fue un programa de televisión dominical transmitido por cadena nacional de radio y televisión que se extendía entre 4 y 8 horas, fue un puente de comunicación e identificación fundamental para consolidar al
chavismo como movimiento político y social; al mismo tiempo, funcionaba como un espacio educativo y de formación política e ideológica. Aunque Chávez venía fomentando la organización comunitaria a través de asociaciones civiles y comités de trabajo, la iniciativa de los Consejos Comunales y su herramienta jurídica se enmarcaban en el Plan de Gobierno Simón Bolívar (2006-2013) donde el Socialismo y la Democracia Participativa y Protagónica eran nombrados como líneas estratégicas del desarrollo del proyecto de la revolución Bolivariana. Esos años fueron marcados por un posicionamiento marcado en relación a la transición al socialismo, anti imperialismo, integración regional y soberanía nacional. Durante el desarrollo del programa fue leyendo el articulado de la Ley, lo explicaba, ponía ejemplos e incentivaba a la recepción que tome nota.
4 Declaraciones de Hugo Chávez en el Aló Presidente Nº 252, transcripción disponible en:
http://www.todochavez.gob.ve/todochavez/4008-alo-presidente-n-252

5 La primera Ley Ordinaria de Consejos Comunales se promulgó en 2006; el 2011 se aprobó la segunda (que reemplazaba a la anterior) que tuvo rango orgánico (significa que por jerarquía se encuentra debajo de la Constitución
de la República).
6 La Ley Orgánica de las Comunas se aprobó en 2011 junto con otras 4 leyes vinculadas a profundizar la democracia participativa, conocido popularmente como “las leyes del poder popular”.
7 A pesar de que las Comunas tuvieron su soporte legal en 2011, desde 2009 hay registros de organización en Comunas a través de la convocatoria de Chávez, el fomento a través de los organismos públicos encargados de la
participación social y los partidos políticos afines al gobierno.
8 Algunos ejemplos: https://bit.ly/39j1NrF, https://bit.ly/2Jj4oqM, https://bit.ly/39jXjkH.
9 Audiovisuales producidos por una de las organizaciones no gubernamentales que promovieron la campaña anticomunas: https://bit.ly/3dnham2 https://bit.ly/3dwO7fO
Audiovisual producido por Sumate, organización de una ex diputada y ex candidata a presidente María Corina
Machado https://bit.ly/2JgV4UE
10 https://bit.ly/33WjPix

11 El Ministerio del Poder Popular para las Comunas y los Movimientos Sociales es el órgano rector de las organizaciones del poder popular, que sostiene el aparato tecnoadministrativo que les otorga legalidad. En reiteradas oportunidades, decretó arbitrariamente medidas que limitaban la organización, el registro u elecciones de vocerías para CC y C. Con argumentos políticos implícitos, como la posibilidad de que mayorías antichavistas “inunden” la democracia participativa y “se pierda el espíritu bolivariano”.
12 El componente territorial de los CC y C define a estas organizaciones de una forma legal y práctica, porque de acuerdo a la normativa que les da marco, establecer las fronteras territoriales de su ámbito geográfico de incidencia es uno de los pre requisitos para obtener reconocimiento jurídico.
El ámbito territorial depende de la iniciativa de cada una de las comunidades organizadas en los territorios y tiene distintas limitaciones de cantidad de agrupamientos, sea para los sectores rurales o urbanos.
La participación en los CC y C tiene como condición habitar el mismo ámbito geográfico en el que se despliega la organización comunal, independiente de la filiación política y partidaria que tengan lxs vecinxs. Por ello a partir de 2009 se observa con claridad la participación de base social antichavista en los CC y C que llevaban tiempo funcionando sin su protagonismo. El territorio, los CC y C obligaron a que chavistas y antichavistas sean un mismo gobierno en sus comunidades.

13 Los CC y C recién conformadas tienen como obligación elaborar un diagnóstico comunitario participativo de su comunidad, para luego confeccionar el Plan de Desarrollo del territorio en el cual tienen incidencia y poder implementar los proyectos económicos, de infraestructura, culturales, etc. que logran ejecutar a través de presupuestos transferidos directamente desde organismos del Estado.

Por Ayelén Correa Ruau

Bibliografía consultada
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Enero-Junio, 2015. ISSN 0328-9478 (impreso). ISSN 2314-2383 (en línea).
FERRAUDI CURTO, María Cecilia, “El ‘caso’ de los yogures: etnografía en una organización piquetera del gran Buenos Aires” en PÍREZ, Pedro, Buenos Aires, la formación del presente, OLACCHI, Quito, 2009.
FERRAUDI CURTO, María Cecilia, “No entendía nada de política: La salida política de un dirigente barrial a partir de la urbanización de una villa en La Matanza”, en Apuntes de Investigación /Taller, Buenos Aires, 2010. ISSN 0329-2142 No 16/17
LÓPEZ ITURRIZA, Reinaldo, “El chavismo salvaje” en Trinchera, Caracas, Venezuela, 2016.
MERKLEN, Dénis, “Pobres ciudadanos: las clases populares en la era democrática (Argentina 1983-2003)” Capítulo V “Con los pies en la tierra: la inscripción territorial de las clases populares”, en Gorla, 2° Edición, 2010, Buenos Aires.
SEMÁN, Pablo, “Las formas políticas populares: más allá de los dualismos” en Bajo continuo. Exploraciones descentradas sobre cultura popular y masiva, Buenos Aires, Gorla, 2006.
VOMMARO, Gabriel y QUIROZ, Julieta (2011): “Usted vino por su propia decisión” Repensar el clientelismo en clave etnográfica. . Desacatos 36, pp65-84.

Last modified: 05/04/2020

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