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Nuestro recorrido, se enfoca a la provincia de Darién, al este de la capital de la ciudad de Panamá, cuyo territorio es rico en una biodiversidad, y considerado como el amazona del país. Pero la extracción de arboles, quemas intensas y los conflictos territoriales son algunas de la causa en que Darién esta en la mira de las autoridades nacionales. Caso especifico es el humedal Laguna Matusagaratí, el cual abarca 50 mil hectáreas de la provincia, cuya zona solo cuenta con 15 mil hectáreas protegidas y en estos momentos el Ministerio de Ambiente lleva a cabo un proceso para declarar como reserva ecológica el resto del lugar.

Sin embargo, la crisis ambiental global, cambio climático y escasez de agua, no es motivación para empresarios, políticos y ganaderos tomen conciencia y acción para implantar una estrategia sostenible para el ambiente y desarrollo humano.

En este sentido, Darién sufre la extracción maderera, que esta regulado bajo la Resolución 0260 del 28 de abril de 2011, que permitía el aprovechamiento de esa especie en casos de ejemplares secos, caídos, tocones y raíces de los árboles talados con antelación, así como en las plantaciones forestales, bosques estatales, fincas privadas, comarcas indígenas y tierras colectivas, solo “con fines sostenibles”.

Y que actualmente se modifico por la Resolución 0103 que prohíbe, de una vez por todas, la emisión de permisos para extraer ese tipo de madera. Esto demuestra clara contradicción entre políticas conservacionista que expone las autoridades del ambiente y los permisos otorgado por las autoridades locales.

Además esta actividad genero un conflicto entre indígenas y colonos por la tala de cocobolo, evidenciando que existen personas que no están cumpliendo con las normas de extracción de recursos maderables.

Este conflicto conllevo a las partes involucrada, a que la pasada Autoridad Nacional de Ambiente ANAM hace un año y Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) implementaran un mecanismo de control con el tráfico de cocobolo. Estos caso están en el Ministerio Público por medio de la fiscal quinta de circuito con competencia en delitos ambientales.

Hay dos objetivos por el que se tala arboles en Darién:

a. Para fines de producción agrícola y crianza de animales (ganadería extensiva, otros.) cuyo promotores en gran parte son personas que han emigrado de la región de Azuero.

b. Para exportación según la especie que este más cotizado en el mercado, caso del Cocobolo. Cuya actividad la ejercen abiertamente cualquier comerciante.

Aunque modificaciones a las normas ambientales se han realizado, máxime los decomisos del tráfico de madera, continua. Por que también dicha actividad requiere de una estructura y control riguroso de manera permanente. Ya que los permisos y concesiones desde el acto administrativo hasta el traslado debe tener un protocolo.

Ya se han ventilado casos en la fiscalía de ambiente con pocos resultados ejemplares, la cual indica que no son las sanciones sino las normas que carecen de control hasta prohibición de la actividad madera, que también se confunde con los permisos de subsistencia.

Los operativos de verificación de permisos, embarque, y confiscación se están ejecutando, pero muchos testigos del área de Darién han manifestado que las mismas autoridades están en el tráfico de madera.

Aquel conflicto extractivo de bosques, se le suma la quema indiscriminada, que se visualiza más en época de verano, cuya mala práctica se sustenta en otra forma de producción agrícola de los habitantes de dicha zonas. Caso especifico que podemos mencionar es el incendio en la comunidad de Santa Bárbara, corregimiento de Garachiné, zona de amortiguamiento del Parque Nacional de Darién. Hecho dado el lunes 4 de abril.

Toda una odisea, en que los conflictos socioambientales toman posición y las autoridades amparados bajo un nuevo ministerio, no muestran capacidad para el control, prevención y hasta sanción para evitar la destrucción del Darién.

Por ende, hemos manifestado que es urgente una plan estratégico sobre política ecológica, que involucres a los actores sociales, medios de comunicación, autoridades provinciales y nacionales. Que permanentemente fluya la consulta, asesoramiento y formación de dicho plan, la cual debe constituirse de los siguientes puntos:

La revisión de las leyes en materia de protección y manejo de las reservas y parques.
Implementación de una plan de cooperación internacional para ejecutar un plan de educación (prevención) y riesgo (control – sanción).
Implementación de un plan de monitoreo de las reservas ecológicas.
Fomentar en los medios de comunicación, programas y cuñas informativas y formativas de la importancia de Darién y su desarrollo socioambiental.
Hacer alianzas con escuelas y centros universitarios para implementar un plan de educación ambiental y pasantías con estudiantes y expertos.

Estas pueden ser alternativas, o cambios que urge para evitar el colapso de nuestro riqueza natural.

La selva del Darién, que es Parque Nacional desde 1980 y Patrimonio de la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) desde 1981, actúa de frontera natural entre Colombia y Panamá y en la actualidad no hay ninguna carretera que la atraviese. Pero que sufre, la amenaza de una interconexión eléctrica entre Panamá y Colombia.

Darién, sufre un abandono institucional que está teniendo como consecuencia un repunte en la delincuencia juvenil y en la violencia sexual, advirtió la Organización de las Naciones Unidas en un reportaje pasado. Pero también del apoyo y solidaridad para el desarrollo humanos y ambiente.

Equipo investigativo del Colectivo Voces Ecológicas COVEC

Last modified: 08/04/2016

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