Honduras. La perversidad de la mercantilización de la salud y la educación

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Después de la II Guerra Mundial, comienza una nueva fase para la historia.

“Se genera una revolución científica y técnica, donde se ponen a disposición del humano diferentes medios que hacen cambiar la relación entre ser humano y naturaleza, todo se comienza a analizar desde una escala planetaria con el objetivo de lograr la universalización de todas las técnicas, pero… las técnicas dominantes, concentrar y centralizar la economía, política y cultura. Centralizar las decisiones y la información.

Pero… ¿Trajo beneficios para todos los países? ¡No!  Esto trajo desigualdad entre países y clases sociales, se crea el capitalismo tecnológico, donde la ciencia se pone al servicio de la tecnología. Cuando la tecnología es con fines económicos deja de servir a la sociedad, se genera un saber Institucionalizado e instrumentalizado, se privatizan servicios básicos y recursos naturales para facilitar la inversión extranjera.

La solución a todos los problemas de la humanidad sería poner estos recursos al servicio de la sociedad y no de los intereses de los productores hegemónicos”.

Milton, Santos (1995) Metamorfosis del espacio habitado

Los peores servicios de salud y educación son recibidos por las comunidades indígenas, campesinas y los pobladores de las principales ciudades del país que viven en condiciones infrahumanas. Honduras, es uno de los países brutalmente golpeado por la perversidad de la globalización que señala Milton Santos.

En base a lo anterior se partirá de los siguientes ejes:

•      Geopolítico

•      Energético y Extractivista

•      El eje que afecta concretamente la salud y la educación.

•      Ético

•      Político

•      Economía criminal

Lo Geopolítico se refiere a la acción militar de Estados Unidos que ocupa nuestro territorio y cuya dominación influye en casi todas las políticas de Estado.  Así observamos cómo se ha contribuido a los Golpes de Estado, a los procesos fraudulentos electorales y a la militarización de casi todas las instituciones generando un Estado Policial Militar, punitivo y carcelario. Honduras ha sido considerada uno de los países más violentos del mundo al tener una tasa de impunidad de más del 90 por ciento, con un sistema de proliferación de cárceles de máxima seguridad en cuyas estructuras se práctica la máxima tortura. Más del 50% de las personas privadas de libertad no tienen sentencias, por lo cual existe una significativa población bajo la presunción de inocencia. Además, un número importante de personas jóvenes han sido criminalizadas por protestar por las injusticias sociales o pertenecer a las fuerzas opositoras al gobierno.

El Comando Sur prácticamente dirige las Fuerzas Armadas y está articulado a las estructuras de la seguridad Policial y Militar.

La perversidad de la globalización tiene sustrato en la acumulación capitalista de desposesión que afecta profundamente a los habitantes de los territorios invadiéndolos mediante una política estatal, permisiva de la violación de los derechos de las comunidades por las empresas transnacionales y que utiliza la fuerza Militar Policial y de la seguridad privada para el desalojo violento.

Las políticas de la globalización han contribuido a la fabricación de la muerte y por lo tanto a la necropolítica dado que han incrementado el hambre de los pueblos. En este caso nuestra Honduras importa maíz transgénico y otros alimentos de Estados Unidos que compiten con la producción local y que forman parte de los tratados desiguales entre Honduras y Estados Unidos. Hay un control casi total de las semillas y el uso de plaguicidas y fertilizantes por las empresas multinacionales es absoluto. El Congreso de la República nunca se ha gestado leyes que protejan los derechos al agua,  salud y educación.

El eje energético y extractivista se refleja sobre todo en la afectación al agua que se ha convertido en un objetivo de las empresas multinacionales y de la oligarquía que construyen múltiples represas y proyectos mineros sin autorización de las comunidades.

El agua es una unidad vital porque sin ella no existe ninguna forma de vida. Bien podría decirse como expresan los pueblos indígenas “El agua está encarcelada y muerta por lo tanto esta agua contaminada y tóxica enferma a las poblaciones y todas las formas de vida y no puede servir para el crecimiento de las plantas y los animales, en consecuencia tenemos desnutrición, envenenamiento y una programación de muerte prematura”.

Las mayores violaciones a los derechos humanos ocurren en las comunidades en donde se dan en mayor medida los procesos de desposesión como en el Valle del Aguán en las zonas de Tocoa, Colón y las próximas al mar Caribe.   En estas zonas está ubicada una base militar y presencia de fuertes contingentes del ejército, policía. Las comunidades se han organizado para declarar estas zonas libres de minería y de represas.

Características similares a las del Aguán se están dando en la zona sur del país donde proliferan procesos extractivitas e Hidroeléctricos y están a la orden del día las violaciones a los derechos humanos.

 Eje salud y educación

El proceso de privatización de la salud y la educación se ha gestado hace más de 2 décadas y se incrementó de forma sustancial a partir del golpe Militar en 2009. Las reformas actuales que se están implementando son una burla a los derechos del pueblo y no han resuelto la corrupción que ha tenido lugar en estas áreas.

Es una necesidad rechazar categóricamente  las medidas adoptadas por el Gobierno por vulnerar los derechos de las mujeres, niños, niñas, hombres y personas de edades avanzadas. En resumen la salud y la educación han sido mercantilizadas en menoscabo de estos sagrados derechos del pueblo.

Por: Juan Almendares

Last modified: 14/06/2019

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