Una salida concertada para Venezuela

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La situación interna venezolana viene adquiriendo una polarización interna cada vez más preocupante -con ribetes novedosos como el nombramiento por la Asamblea Nacional de un ‘Presidente interino’- y una colocación dentro de lo que algunos, no sin razón han denominado una ‘guerra fría con expresión regional’ y eso no nos conviene ni a los colombianos ni a la región latinoamericana.

Es claro y conocido el proceso creciente, a lo largo del tiempo, de una polarización interna entre los sectores del chavismo y de la oposición. No podemos desconocer de entrada que el chavismo tiene a un importante sector de la sociedad venezolana que lo apoya, así como igualmente la oposición cuenta con importantes apoyos en la sociedad del vecino país; ¿quién es mayoría? lo sabremos en unas elecciones con garantías plenas para todos y hacia allá deben apuntar los esfuerzos; pero en el entretanto, fórmulas transicionales van a ser necesarias. Entonces, el primer punto de partida es reconocer que ambos campos políticos disponen de apoyos sociales relevantes, pero altamente polarizados, incluso, irracionalmente polarizados.

En segundo lugar, es necesario señalar que alrededor de la situación venezolana se viene dando, desde hace tiempo, hay que reconocerlo, un alineamiento de fuerzas internacionales con distintas motivaciones. De un lado Estados Unidos y una serie de gobiernos que consideran fundamental la defensa de los principios y procedimientos de la democracia liberal, pero que adicionalmente consideran necesario recuperar el funcionamiento de la economía de mercado, desbaratada por las equivocadas políticas de capitalismo estatal del periodo chavista; por supuesto que a USA le interesa en primerísimo lugar el acceso y control del petróleo venezolano y demás recursos minero-energéticos.

Del otro lado están una serie de países de la región, que o bien por afinidades políticas o ideológicas (países del grupo del ALBA como Cuba, Bolivia, El Salvador, Nicaragua), o por funcionalidad económica (varios países caribeños) apoyan al gobierno del Presidente Maduro. A ello se suman intereses geoestratégicos como el caso de Rusia (que busca, apoyando al gobierno actual de Venezuela, ‘mostrarle los dientes’ a USA en la región y resaltar que sigue siendo una potencia nuclear con aspiraciones globales), China, la primera economía del mundo (que ha venido en los últimos tiempos expandiendo su influencia económica en la región, a través del ‘poder blando’ y en el caso venezolano invirtiendo en el recurso estratégico petrolero y que por lo tanto tiene allí intereses importantes), otras potencias regionales del Medio Oriente y Asia Central como Turquía e Irán, igualmente buscan con el apoyo al gobierno venezolano en ejercicio, mostrarle a Estados Unidos que tienen capacidades para incidir en lo que históricamente había sido considerado el área de influencia natural de los norteamericanos.

A lo anterior hay que añadir la posición de países como México y Uruguay que manteniendo una política exterior basada en el principio de respeto por la autodeterminación de cada país para darse sus propias formas de gobierno y la no intervención, han reconocido al gobierno en ejercicio.

Adicionalmente hay que mencionar que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) ha mantenido institucionalmente su apoyo al gobierno del Presidente Maduro -más allá de las razones que están detrás de esto-, siendo este un factor muy importante de estabilidad real.

No hay duda, que la solución para salir de la crisis institucional y política debe ser concertada y entre los venezolanos, buscando no excluir a ningún sector. Por ello, el llamado del Secretario General de Naciones Unidas a buscar el diálogo entre las partes, a lo cual se suma una propuesta en el mismo sentido de México y Uruguay y el Estado Vaticano, deberían ser el camino para iniciar la construcción de una salida; para lo cual se va a requerir gran sensatez de los liderazgos de ambos campos -el diputado Juan Guaidós parece haber mostrado sensatez para esa tarea- e igualmente se espera del lado del Gobierno -ya Nicolás Maduro respondió positivamente al llamado de diálogo de Naciones Unidas- y actuar con realismo y sin pretender, con ‘cartas marcadas’, excluir o imponer sus puntos de vista.

Ese es el gran desafío de nuestros vecinos y para el mismo debemos estar en disponibilidad de colaborarles en todo; de ninguna manera para un enfrentamiento que pueda derivar peligrosamente hacia una guerra civil o un conflicto regional.

Por: Alejo Vargas Velásquez. Profesor Universidad Nacional
Gráfico: Pedro X. Molina

Last modified: 29/01/2019

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