La cultura contra el cemento

Written by | Panamá

El escritor y periodista Leadimiro González publicó recientemente el libro para niños Ana y los ladrones de gatos. Un libro de aventuras que rescata valores de amistad, creatividad, solidaridad y amor por los animales. Me confiesa Leo que se acercó a la Junta Comunal de Juan Díaz (corregimiento al cual él pertenece), con una carta para que el representante le colaborara con la compra de 10 libros, los cuales podría donar en las escuelas del corregimiento.

Poco tiempo después, Leo recibió una llamada de la secretaria del representante, quien le comunicó que ellos no compraban donaciones de libros ni rifas. La sorpresa para el escritor no fue el rechazo de los libros, sino la comparación de un libro con una rifa. El libro, me dijo Leo con desilusión en el rostro, es un objeto de mucho valor cultural que puede ayudar a los niños.

Queremos usar esta anécdota, no para desprestigiar la gestión del honorable representante de Juan Díaz, quien de seguro hará un trabajo importante que ignoramos. Solo queremos enfatizar en un desacierto que cometen los políticos: pensar que la juventud solo necesita canchas deportivas. No solo de cemento vive el hombre, parafraseando la literatura sapiencial.

Nuestra juventud también necesita de equipamientos culturales con personal idóneo y acervo que enriquezcan el conocimiento y el pensamiento crítico; es decir: bibliotecas. Necesitan de prácticas y programas culturales que ayuden a la resolución de conflictos; al desarrollo sostenible, a la inclusión y la diversidad cultural. La violencia también se combate con los libros y no solo con un balón.

Los políticos panameños no logran documentar evidencia de cómo un proyecto de su autoría ha logrado mejorar la calidad de vida de las personas desde la cultura, simplemente porque carecen de programas con prácticas culturales que ilustran la relación entre el hombre, su entorno y la cultura.

Cuando los que tomen las decisiones políticas entiendan que la naturaleza de los proyectos debe ocupar un espacio para la reflexión, el aprendizaje y la diversidad cultural, se podrá hablar de un verdadero desarrollo.

Por: Carlos Fong

Last modified: 26/11/2018

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